El mercantilismo de la eduación

Voy a aprovechar que en los últimos días se ha comentado sobre la ética de tener a becarios sin cobrar para hablar sobre el mercantilismo en la educación, un tema sobre el que, los que me conocen, tiendo a hablar.

El mercantilismo en la educación consiste, simplemente, en pagar, ya no por la eduación, sino por trabajar. Pagamos carreras universitarias y luego másteres que la mayoría de las veces no sirven para nada. Cursamos becas en empresas realizando el mismo trabajo que empleados fijos de la misma. Realizamos prácticas no remuneradas solo por obtener experiencia y poder escribir una línea en el currículum, pensando que ello nos abrirá nuevas oportunidades.


Es triste, muy triste, que muchas personas hayan acabado por aceptar este tipo de sistema. Un sistema en el que nadie te da una oportunidad de demostrar tu valía. Valen los títulos. Vale la experiencia. Pero no se valoran la pericia, la inteligencia, la iniciativa o el compromiso. Se exige para ciertos puestos el haber cursado un máster de miles de euros, promocionando así a las personas con más recursos y penando a aquellas con menos recursos que, curiosamente, suelen ser las que mejor se las ingenian para salir adelante porque nadie les ha dado nunca nada. Otras muchas veces, el pez se muerde la cola: se exige experiencia, pero no se ofrece experiencia. Las empresas quieren la panacea: el todo a cambio de la nada.

Me recuerda a la Edad Media. A la Edad Media y su sistema de gremios, en el que una familia dejaba a cargo de un maestro a uno de sus hijos como aprendiz para que aprendiera un oficio. Este chaval tenía que hacer las tareas más duras y pesadas a cambio de un techo, una comida y obtener experiencia. Con el paso del tiempo podía ir ayudando a ciertas tareas a su maestro. Transcurridos varios años, podía ascender a oficial, negociar un sueldo digno que le permitiera ir a la taberna a tomarse unos tragos y, finalmente, dejar a su maestro una vez que saldaba su "deuda" por el aprendizaje que había recibido a lo largo de duros y penosos lustros y abrir su propio taller o negocio.


Este es el siguiente paso del Capitalismo. No que aceptemos trabajar como un empleado más durante unos meses (o años) a cambio de experiencia y currículum, sino que aceptemos trabajar durante años y años a cambio de la promesa de un posible futuro puesto y un posible y mísero salario.
En la Edad Media al menos el maestro ponía el techo, una comida y un salario. Hoy en día, las empresas no ponen (ni nunca pondrán) techo ni comida. Por tanto, solo podrá trabajar aquél que pueda pagarse un techo y una comida mientras trabaja sin cobrar un duro.

Nos dirigimos a un modelo de sociedad en el que el trabajo será considerado un lujo, porque solo unos pocos podrán disfrutar de ese privilegio. Lo cual es tan contradictorio como el propio sistema Capitalista, que requiere de infinita mano de obra para seguir creciendo. Tal vez no sea tan paradójico, siempre y cuando la gente termine aceptando trabajar durante años a cambio de falsas promesas, sabiendo que al final de tanto esfuerzo no habrá nada más que un puesto no cualificado y mal remunerado.


Volviendo al inicio, no sólo pienso que no es ético tener a becarios sin trabajar, sino que, de acuerdo a la misma definición de la palabra beca, debería ser ilegal. Si quieren tener a trabajadores no remunerados, que los llamen esclavos. Aunque a un esclavo, como al aprendiz de un oficio, se le daba un techo y una comida.
¿Cómo, me pregunto, deberían llamarlos entonces? Ah, sí: privilegiados.

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