Todos los ojos sobre Israel
Es duro ver cómo el corazón de las personas ya no se abate cuando los números llegan a tal cifra, que nuestra mente es incapaz de comprenderlos. Las mismas cifras, repetidas día tras día, incrementadas hora tras hora, llegan al punto de ya ni perturbarnos. Y nos preguntamos, ¿qué podemos hacer? ¿Por qué nadie hace nada? ¿Hasta dónde vamos a llegar? Así es esto. Cada uno barre los muertos debajo de su alfombra mientras nos los enseñan por la televisión. Otro niño muerto. Otra madre muerta. Otro hospital bombardeado. Otro campo de refugiados atacado. Es la estrategia del cobarde. Atacar y matar a los más débiles. Arrasar y destruir hasta que no quede nada ni nadie que pueda rebatir sus argumentos. Atajar el odio de una vez por todas, arrancando cada pequeña hierba que pudo haber plantado a lo largo de los años. Hay quien lo llama genocidio. No sé si es un genocidio, pero sí sé que es una masacre injusta, incoherente, desequilibrada, incontestable, desproporcionada. Nuestro dinero, nuestr