Excusas

Cualquiera que se ponga la suya. La que más le guste. La que más le justifique. La que mejor le cuadre. La primera que se le venga a la cabeza o la más elaborada de todas.

Nunca nos faltará en nuestra boca o en nuestra mente una. Para no hacerlo, para no enfrentarnos a ello, para pensar que no podemos, para dejarlo pasar, para no luchar lo suficiente, para mirar hacia otro lado, para rendirnos.


Podríamos escribir libros con las más descabelladas y con las más inocentes, las más absurdas y las más creativas, las más irracionales y las más inspiradas. Pero seguirían siendo lo que son: pretextos, disculpas, justificaciones, evasivas.

Si no somos sinceros con nosotros mismos, no lo seremos con los demás. Si no somos valientes frente a nuestras propias decisiones, no lo seremos ante las imposiciones de los demás.
La mejor excusa siempre es la verdad. Y los sueños tienen que pesar más que las excusas.


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