La dictadura de la nada


La dictadura de la nada

Así instaurados, así bautizados,
Integrados en la Democracia del Mercado,
Sumisos a un sistema penitenciario
Sin barrotes ni incensarios.
Habitaciones de lágrimas y de sangre,
Placeres que van más allá de la carne,
Un día sin amanecer, noche ni tarde,
Cuerpos moribundos, ardientes de calambres.
Sin preguntas ni respuestas,
Sin sutilezas ni indirectas.
Cada puerta cerrada deja otras dos abiertas
Al vacío, la soledad y la tristeza.
Humanoides autómatas eléctricos
Sin valores, pasiones ni sentimientos.
Hemos reducido los pensamientos
A escoria enterrada en cementerios.
El Rey sentado en su trono de amargura
Imponiéndonos el miedo como mejor armadura.
Los sueños de Libertad rápidos se esfuman
Sodomizados salvajemente por esta cruel Dictadura.

S.C.D.

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