Por qué odian

Hace unos años descubrí un artículo en un periódico titulado "Por qué matan". No recuerdo en qué periódico en concreto era, pero sí sé que me impactó tanto que lo recorté y lo guardé en una carpeta que aún guardo en casa.

Si buscas en Google "Por qué matan" te salen noticias y artículos sobre la violencia machista. Pero este artículo del que hablo es anterior al auge de este fenómeno, y hablaba de ETA. De por qué mataban los terroristas.


Hoy en día ETA ha dejado la lucha armada, quién sabe si todo tipo de lucha. Lo único que digo es que la violencia no legitima nada. Porque siempre habrá alguien más fuerte, más voraz y más vengativo. Lo que se consigue con violencia se pierde con violencia, y la sangre solo genera sangre.

También, tristemente, el odio solo genera odio. Y yo me pregunto, ¿por qué odian? Puedo entender el odio que nace de un agravio, de una traición, de un perjuicio. Pero me cuesta entender el odio por el odio.

El odio engendrado por la ignorancia, el desconocimiento o la incomprensión no son en sí mismos odio, sino el caldo del cultivo del miedo y la alarma que, debidamente abonados y prendidos, se convierten en la antorcha del odio. Y el odio es una emoción tan visceral que es difícil de arrancar.


Y, de pronto, el odio adquiere entidad por sí mismo y se convierte en el odio por el odio. No necesita de su origen, incluso lo olvida. Y el odio justifica prácticamente cualquier acción atroz. Del "por qué odian" al "por qué matan" hay apenas un paso, una delgada línea que se difumina sin darse cuenta.

Así que no nos dejemos engañar. No nos dejemos envenenar. No nos dejemos confundir. No escuchemos discursos que incitan al odio, al rencor, a la aversión, a la fobia o a la rabia, porque el odio engendra odio, la violencia engendra violencia y la sangre engendra sangre.

La mejor manera de solucionar los problemas y las diferencias es hablar, debatir, discutir, dialogar, transigir y perdonar. Porque el perdón también engendra perdón.



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