La esclavitud del Siglo XXI

Curiosamente, la humanidad sólo ha avanzado a base de esclavitud. Si revisamos nuestra Historia, veremos que todas las grandes civilizaciones han subsistido a base de esclavizar a sus vecinos. Una pequeña élite siempre ha vivido en lo más alto de la pirámide, cuyo estatus de vida sólo podía mantenerse gracias a una ingente mano de obra gratuita que limpiara, cocinara, construyera, escribiera, transportara o trabajara en multitud de tareas.

Gracias a estos esclavos, los imperios griego, romano, egipcio, babilonio, persa, mongol, chino, japonés, otomano, maya, inca, los imperios coloniales... se erigieron en dominantes en sus respectivas épocas. Algunos incluso batallaron entre ellos y se alternaron en la cima del poder. Se esclavizaron unos a otros. Utilizaron al enemigo, derrotado, humillado, esclavizado y deshumanizado, para construir sus puertos, carreteras, murallas, armas de guerra, ciudades, panteones, mausoleos y maravillas del mundo.


Curiosamente, una de los pocos trabajos que no puede dejarse en manos de los esclavos es el ejército. Las tropas no pueden ser esclavos ni estar mal pagadas, o se revelarán contra sus propios dirigentes. Por eso a lo largo de la Historia, hemos visto multitud de levantamientos militares. Nos vendrán a la cabeza los Golpes de Estado del Siglo XX, pero esto ya era algo bastante habitual durante los siglos del Imperio Romano.

Acercándonos más a nuestros días, recordaremos la esclavitud en EEUU. Los ricos más ricos no lo habrían sido tanto si hubieran tenido que trabajar a sus jornaleros. Por suerte para ellos, podían comprar unos cuantos esclavos para recoger algodón a cambio de un plato de comida y un techo. Y durante el III Reich, todos los judíos y demás parias que fueron encerrados en guetos y campos de trabajo pueden considerarse esclavos de la Alemania Nazi, que los utilizó como mano de obra gratuita, principalmente en fábricas.


Hoy día no existe un imperio definido y limitado a unas barreras fronterizas. Hoy día el imperio es ese ente abstracto llamado capitalismo y la esclavitud del Siglo XXI es ese otro concepto impreciso llamado globalización. El capitalismo es un imperio que fagocita poco a poco a todos en su entorno, para convertirlos en esclavos de un sistema que necesita más y más mano de obra, a cambio de prácticamente nada, para mantener el estatus de esos pocos que se mantienen en la cúspide.

Y ahí es donde entra en juego la globalización, buscando la mano de obra más barata que ofrezca el mundo, en cualquier rincón del planeta, en cualquier lugar donde los derechos laborales no sean un impedimento para obtener el máximo beneficio. Antiguamente era el amo quien tenía que proporcionar un techo y una comida a sus esclavos. Incluso atendía sus necesidades médicas para no tener que reemplazarlos. También les permitía hasta tener hijos y los educaba, para que fueran más útiles en un futuro. Pero con la globalización ya no es necesario que el esclavista se encargue de eso. Ahora entrega un salario con el cual es el propio trabajador el que tiene que pagarse su techo, su comida y la educación de sus hijos.


Todos esos problemas mundanos quedaron atrás, ya no son una preocupación para el patrón, que puede reemplazar a cualquier peón rápidamente en un mundo donde los trabajos cada vez son más mecánicos y requieren menos pericia. Ya no es necesario educar a los niños para que sean útiles y productivos porque las tareas son mecánicas y repetitivas. Si alguien muere es rápidamente sustituido sin que el ritmo del trabajo disminuya.

La globalización provoca que las condiciones laborales se precaricen en los países desarrollados, para intentar competir con lo incompetible: países donde no existen garantías laborales y los derechos humanos son violados sistemáticamente en aras del capitalismo, que promete riquezas pero sólo deja miseria tras de sí, en los que la gente se conforma con un plato de comida y un techo donde dormir. ¿Quién en el "primer mundo" aceptaría unas condiciones de vida y de trabajo así? No nos engañemos ni seamos hipócritas.

Los trabajadores del presente son los esclavos del Siglo XXI. Cada vez trabajamos más y recibimos menos salario. Cada vez aguantamos más humillaciones y olvidamos nuestros derechos. Cada vez nos acostumbramos más a la esclavitud. La esclavitud nunca fue abolida, simplemente cambió de nombre. Si esto sigue así, no nada lejos el día en que volveremos a aceptar trabajar a cambio de una comida y de un lugar donde dormir.


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