Atrévete a pensar

¿Acaso vale cualquier cosa para conseguir tus objetivos? ¿Acaso el fin justifica todos los medios? Maquiavelo pensaba algo así, aunque no es del todo cierto. En política hay que saber tantear el terreno, fijarse el objetivo y conseguirlo. ¿Pase lo que pase? No sé yo si Maquiavelo estaba dispuesto a tanto. 

¿Vale la pena enriquecerse si vendemos nuestra alma por el camino? ¿Acaso el dinero aporta una triste felicidad que no te aportan otros factores, como las personas? El mundo en el que vivimos da mucho, mucho asco. Está todo reducido a una cuestión monetaria, a una cuestión mercantilista. Todos somos subproductos que pueden ser comprados o ser vendidos. Tu vida no es más que un bien de consumo. Tus hijos son productos expuestos en un escaparate. Tu pareja se prostituye al mejor postor. Tu futuro está hipotecado antes de nacer. El capitalismo ha entrado en un local de alterne sadomasoquista y ha salido plenamente transformado.



Antes de nacer, pagamos. Pagamos los médicos, tratamientos, alimentos y asistencia que necesitan nuestras madres para darnos a luz. Al nacer, pagamos para ser inscritos en el registro civil. Si no estás inscrito eres ilegal y recibes una sanción económica. Consumimos durante gran parte de nuestra vida para crecer, desarrollarnos y reproducirnos. Para trabajar, pagamos. Pagamos una educación y unos impuestos. Algunos, incluso pagan por tener una experiencia que (esperan) les proporcionará un salario mejor. Cuanto más cobras, más pagas (en teoría). Te compras un coche, una casa. Te casas, tienes hijos. Repites el ciclo sin fin aparentemente irrompible. Sueñas cada noche que te mueres. Te jubilas, pero sigues pagando. Pagas por tus hijos, por tus nietos. Pagas impuestos aunque solo cobres una pensión. Pagas por morir: asistencia médica, servicios funerarios, entierro, funeral, herencia, abogados. Pagamos desde mucho antes de nacer hasta mucho después de morir.


¿En eso consiste la vida? Trabajar, consumir, comprar, vender, producir, pagar, pagar, pagar. Nacemos en un sistema que no hemos elegido y tenemos que respetarlo. ¿Por qué? Alguien decidió que era lo mejor y por tanto ha de ser inamovible. ¿Es eso justo? ¿Por qué es lo mejor? Nada es perfecto, y nada es lo mejor. Los sistemas son mejores o peores dependiendo del punto de vista. Son buenos para unas cosas y malos para otras, como todos. Defender unas cosas implica descuidar otras. Proteger unos intereses implica pisotear otros. Luchar por unos ideales implica destruir otros. En todo cambio, unos ganan y otros pierden. En todo sistema, unos ganan y otros pierden. El sistema ha de vestirse de perfección para evitar que los que ahora más tienen pierdan lo que creen que tienen valor. La democracia es lo mejor que hay, deja de buscar.


Siempre me ha cansado la excusa de "la democracia no es perfecta pero es el mejor sistema". Es el mejor sistema... ¿para qué y para quién? Esto que llamamos democracia no lo es. Elegimos unos "representantes" del pueblo cada 4 años (en otros países es cada 5, en otros cada 6...), y estas personas eligen y deciden independientemente de la opinión del pueblo qué es lo mejor para todos nosotros. Unas veces aciertan, y otras no. Toma medidas impopulares y otras populistas. Y crean leyes para hacer cumplir estas decisiones, leyes que ellos pueden saltarse a la ligera siempre que quieran para proteger sus propios intereses y sus propias inversiones. A más poder, más responsabilidad. El ejercer el poder del pueblo implica responsabilidad hacia el pueblo. Es decir, rendir cuentas ante todas las personas que representa. ¿Esto sucede en nuestra democracia? No, señores, no. Todo el poder y ninguna responsabilidad. Nadie responde antes las exigencias y el descontento del pueblo. Solo importan el dinero, los mercados, los bancos, las multinacionales, las energéticas. La dictatocracia al servicio del dinero.

Lo llaman democracia, y las únicas opciones que te ofrece el sistema es callarte como una puta o protestar como un verdulero. Si te callas como una puta, pasas automáticamente (según palabras de los "representantes" del pueblo) a formar parte de algo llamado "la mayoría silenciosa" (como si supieran de qué están hablando). Si protestas como un verdulero, pasas automáticamente a ser un antisistema o un terrorista. Taparse la cara ahora es un acto de terrorismo. ¿Es eso igualitario? El Estado tiene la potestad de utilizar la violencia legal para hacer cumplir la ley. Es decir, para que cumplamos nuestra parte del trato. Un trato que ellos, y solo ellos, han elegido que es el mejor para todos nosotros. Eso sí, ellos pueden saltarse la ley cuando les de la gana. Pueden reventar manifestaciones pacíficas y negarse a darte el número de placa. Lo único importante es mantener el status quo. 

Un status quo que pone por delante los intereses de la deuda a las personas. Un sistema en el que importan más los beneficios económicos que la dignidad de las personas. Un modelo que antepone los resultados obtenidos a los medios utilizados. No existirá un futuro mejor para todos, pues ha sido hipotecado por unos pocos. Solo importa el dinero, el dinero, el dinero. No importan ni la muerte, la guerra, el hambre, la discriminación, la dependencia, la enfermedad, el racismo, la igualdad, o la vida. Cualquier cosa es moralmente justificable desde un punto de vista meramente económico.

¿Es éste el mejor sistema? Atrévete a pensar por ti mismo y a imaginar un mundo mejor. ¿Es éste el mundo en el que quieres vivir? Creo que algo que mueve a (casi) todas las personas es hacer y dejar un mundo mejor para nuestros hijos. El mejor sistema que exista ahora no significa que sea el mejor que pueda existir. Atrévete a creer que se puede crear un sistema mejor, un mundo mejor. Atrévete a creer que otro mundo es posible. Atrévete a creer que el dinero solo es una herramienta para hacer un mundo más igualitario y mejor para todos que un fin en sí mismo. Atrévete a pensar, y quizás te sorprendas a ti mismo.


Comentarios

  1. Desde luego la democracia (una verdadera democracia) es a mis ojos mucho mejor que una dictadura... pero para eso hay que hacer que la democracia que hoy nos gobierna vuelva a ser (si es que alguna vez fue) o se convierta en una democracia que respete al pueblo al que representa porque si algo es definitorio de este tipo de gobierno es que su poder emana del pueblo y por tanto es necesario que se lo recordemos a nuestros gobernantes.

    Claro que para eso tendremos que ponernos a pensar...

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