Un mundo por cambiar, pero relación tradicional
Es una cosa curiosa lo de las relaciones, fuente de prácticamente todos nuestros conflictos, donde el tú y el yo confluyen, se enfrentan, razonan y acuerdan. Es una cosa curiosa, lo curiosas que son sus formas.
Es curioso que, en la medida de mi experiencia, me he encontrado con que gran parte de la gente que pretende romper con las tradiciones y los sistemas establecidos es incapaz de romper con las formas de relación tradicionales y establecidas. Familia, amigos, pareja. La sagrada trinidad.
Es curioso, porque los lazos de sangre no te atan en absoluto. La familia puede ser una completa desconocida, que jamás te apoye o que te repudie. La sangre solo es una excusa para mantenerte encadenado a un sistema de relaciones en los que la familia tiene que ser un pilar fundamental para el devenir de la especie. La familia, si lo piensas, es un concepto muy religioso.
Es curioso, porque los amigos suelen quedar en un segundo plano cuando entra en juego una pareja. Incluso los dejas de lado, los olvidas, los rechazas, en función de los gustos o preferencias de tu pareja. Pero los amigos pueden llegar a conocerte y apoyarte más que tu propia familia, y los amigos se mantienen cuando la pareja desaparece.
Es curioso, porque las relaciones tradicionales, monógamas, son una fuente continua de conflicto, donde la fidelidad parece más importante que el amor, sin importar que entren en juego otros factores físicos, psicológicos o interpersonales -eso que solemos llamar "química"-. Y es curioso, porque la mayoría de las personas están dispuestas a renunciar a su familia, a sus amigos, a su empleo, a su futuro o a sus sueños por satisfacer a su pareja. Y es curioso que haya poca gente dispuesta a conocer a otras personas porque "tiene pareja", como si ello fuera una barrera impenetrable, un muro que nos ponemos, una puerta que nos cerramos. La mayor de las excusas. La mayor de las hipocresías.
Y es curioso, porque todas esas personas que pretenden cambiar el mundo, luchar contra lo establecido, salirse del sistema, romper las estructuras de poder, reinventar la sociedad, educar a las nuevas generaciones en nuevos valores... esas personas que critican a la gente con creencias o que tiene valores tradicionales, caen en los mismos errores que ellos critican. Porque son incapaces de ver más allá del "tengo pareja", "soy amigo de mis amigos" y "mi familia es lo primero".
Esa gente es muy estrecha de miras. Primero hay que romper con las relaciones y las estructuras establecidas, arraigadas después de siglos y siglos de cultura dominada por la religión, para poder romper con todo lo demás. Resultan todavía prácticamente un tabú temas como el poliamor o el anarquismo relacional, incluso entre los colectivos más hippies y alternativos de nuestra sociedad. Por algo será. Pero por algo habrá que empezar.
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