Tan cerca y a la vez tan lejos

 Esas ganas que te corroen por dentro, que te queman las entrañas, que esperan para saltar, para arrancarte la carne y los huesos, ahí están, más despiertas que dormidas, tan cerca y a la vez tan lejos.

Una meta que se escurre entre los dedos, las articulaciones, los tendones y las lesiones. Un pasito adelante y dos atrás. Nunca alcanzo ese final tan deseado, que me llene y me reconforte. Tan cerca y a la vez tan lejos.

Sueños indefinidos con forma de humo de cigarrillos. Se dice más con dos palabras sencillas que con todo un discurso pensado. Porque la fuerza está en las imágenes, si es que las palabras son imágenes. El transporte del futuro sigue siendo el transporte del pasado. Tan cerca y a la vez tan lejos.

Y se rompe, por fatiga, por inercia, por dejadez o por desidia. Los malos ratos son solo eso, malos ratos. Pero cada vez hay más dolor y más tristeza. No hay desagüe suficiente. No hay infierno suficiente. Tan cerca y a la vez tan lejos.

No hablo de nada, pero hablo de todo. Las alegorías a veces tienen tanto poder como las palabras. A veces el dolor es bueno, porque nos recuerda que estamos vivos. Y nos recuerda que vivir es sufrir. Tan cerca. Y, a la vez. Tan. Lejos.



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