Lo que en realidad importa

No valoramos de verdad lo que tenemos hasta que lo perdemos. 

Podría ser alto tan importante como la democracia, la libertad de expresión, los derechos laborales... muchos se quejan hoy de la pérdida de estas cosas. Sin embargo, si las hubiéramos perdido de verdad, las echaríamos realmente de menos. No hay nada más lejos de la realidad.

Sin embargo, sí que hemos perdido una cosa muy sencilla: el contacto humano con el otro. Y eso sí que lo echamos de menos. Quizás estemos de verdad empezando a valorarlo como lo merece. El abrazarnos, darnos palmadas en la espalda, besarnos, acariciarnos, entrelazar los dedos, hacer el amor, mordernos, hacernos cosquillas, tirarnos al suelo... toda esa química de las relaciones humanas que se ha perdido en un instante.


Ya llevamos unos cuantos días. El ser humano siempre ha sido una de las especies más adaptables a los cambios y a los nuevos entornos. Es lo que nos ha hecho sobrevivir y llegar a gobernar el planeta. Esta vez no será diferente. Nos aclimatamos a las variaciones en la vida. Como cuando uno se muda de una ciudad a otra. Se echan muchas cosas de menos, pero se sobrevive.

Yo nunca me he mudado de ciudad. Pero ahora entiendo un poco mejor a muchas personas que he conocido en la vida y que siempre que tienen ocasión vuelven a sus hogares a visitar y estar con sus familias, sus amigos, sus seres queridos. De alguna manera, ahora estamos todos en una mudanza indefinida, sin posibilidad de volver a vernos. Las tecnologías ayudan, y mucho, pero claro que no es lo mismo. ¿Os imagináis esta pandemia sin internet o videollamadas? Muchos ni os lo habréis planteado.


Aunque lo que en realidad importa no es estar con los demás, ni sentirse cercano a los demás. Sino sentir, de cerca, en contacto, a los demás.


Comentarios

Entradas populares