La muerte del ingenio

La tecnología, que ahora lo inunda todo, nos permite hacer cosas inimaginables hace apenas medio siglo. Efectos especiales inigualables. Retoques fotográficos. Restauración digital de películas. Arreglos sonoros. Visualización de esculturas en 3D antes de crearlas. Cine de animación.Corrección de obras escritas. Complejos algoritmos que nos permiten saber si una canción será un éxito o no. Los ordenadores, los programas informáticos y los equipos actuales se combinan para hacer posible lo imposible, sí, pero la tecnología está matando el ingenio.


Podríamos definir el arte como "Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros". Es decir, que se puede crear arte a través de la tecnología, incluso de una manera más personal y real que sin ella. Sin embargo, la tecnología está matando la inventiva.

Hace medio siglo, sin apenas tecnología, se crearon verdaderas obras de arte en fotografía, cine, pintura, música, escultura... El mejor fotógrafo se las ingeniaba para encontrar el mejor instante, el mejor fondo y la mejor luz para hacer la mejor foto. El mejor cineasta se buscaba la vida para realizar los mejores efectos especiales, tener el mejor atrezzo, buscar el mejor guión y contratar a los mejores actores para hacer la mejor película. El mejor cantante tenía la mejor voz y la mejor banda. El mejor pintor utilizaba los medios a su alcance para hacer la mejor obra. El arte de antes, para mí, tiene mucho más mérito que el de ahora.


Ahora, con la tecnología y un poco de práctica, cualquier persona con una buena cámara y un buen programa informático puede retocar una mala fotografía y crear una pequeña obra maestra. Cualquiera puede retocar un retrato para modificar el aspecto de la persona, haciéndola casi perfecta. Cualquier estudio cinematográfico puede realizar películas de ciencia ficción con unos efectos especiales alucinantes y ahorrándose a los extras. Con un croma y un poco de ordenador puedes hacer cosas que, incluso hace tan solo 15 años, parecen de novela futurista. 


El futuro ya está aquí. La tecnología lo rodea todo: el arte, las comunicaciones, la política, la economía, el deporte. Incluso los sentimientos están revestidos de tecnología. El futuro ya está aquí. Y está matando el ingenio, la inventiva, la originalidad.



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