Una voz clama en el desierto

Una voz que clama en el desierto


Una voz clama en el desierto
Implorando piedad a los dioses,
Llorando, pegando voces
Por saberse al poco muerto.
Pero no se puede engañar
A los dioses del firmamento
Quienes, en un solo momento,
Todo lo pudieron crear.
Grita en absoluta soledad
La última alma del mundo,
Consumida en un segundo
Con feroz voracidad.
Llora como alma en pena
Sabiendo que no hay consuelo
En las estrellas del cielo
Ni en la blanca luna llena.
Jugó a engañar al Destino
Y a huir de la señora Muerte,
Pero no pudo ni soñar suerte
Y ésta más pronto vino.
El tiempo avanza tranquilo
Sabiendo que saciará su hambre
Con la carne y con la sangre
Del que empuña el doble filo.
No existe ninguna cura
Contra el mal de la verdad,
Esa terrible enfermedad
Que te arrastra a la locura,
Pues la terrible certeza
De su inminente castigo
Le hace odiar a su enemigo
Y que pierda la cabeza.
Mientras continuaba clamando
Comprendió con pesimismo
Que su enemigo fue él mismo
Y por eso sigue gritando
Tratando de arrancarse el alma
Que de tan poco le sirvió,
Ya que por poco la vendió
A la señora con guadaña.
Una voz clama, vacía,
Implorando piedad y perdón
Por robar un corazón
Que no le pertenecía.
Comprendió con dolor
Que en el infierno arde
Quién comprende demasiado tarde
Que no se puede comprar el amor.



S.C.D.

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