Vacío

No suelo hacer introducciones a mis poemas, aunque últimamente me estoy prodigando más. Creo que me ayuda a contextualizar tanto mi yo del momento, mis emociones y mis circunstancias en el momento en que los escribí. Tampoco suelo publicar poemas que al releerlos no me hagan sentir medianamente orgulloso de haberlos escrito.

Bueno, este es una excepción. Es un poema que no tiene nada de extraordinario más allá de que a la persona a la que se lo escribí fui mi fuente de inspiración durante un tiempo (no mucho) de mi vida y a que se me ocurrió una frase que desde entonces utilizo mucho. Pero al menos puedo decir eso de ella, que fue una persona que me inspiró a la hora de escribir. La gran mayoría de las personas que pasan por mi vida, ni eso. Y ya es bastante. Aunque todo, al final, resultara en vacío.



Vacío


Mi vida cambió en el instante
En que entraste por mi puerta.
Si bien el futuro es,
Como sabemos, cosa incierta.
Pero me cambiaste,
Y al fin y al cabo es lo que cuenta.
Mi vida cambió sin quererlo
Cuando me perdí en tus ojos,
Esos que me hablan
Y me quitan el arrojo.
Cada vez que no los veo
Me entra de ellos antojo.
Tus ojos me hablan
De palabras impronunciables,
De minutos malgastados,
De errores imperdonables,
De ganas de vivir
Con ansias insaciables.
Te veo en tu cuarto,
Acurrucada, triste, sola.
Se apaga por tus adentros
Esa intermitente farola
Que te guía por las noches
Entre la niebla y las olas.
Esas olas que nacieron
De tus párpados cerrados,
Que ya no abrirás de nuevo
Hasta saber el día acabado.
No tienes ni ganas de ver
Lo que habías dibujado.
Y te imagino de noche
Llorando sin consuelo,
Pues encontraste el infierno
Creyendo que era el cielo.
Y tu tristeza me inunda,
Y poco a poco me muero.
Guarda tus lágrimas
En tarros de cristal,
Pues tus penas merecen
Un memorable final.
Guárdalas para mí,
Que lloro en soledad.
Dices que estás incompleta
Y que te inunda el vacío.
Tómame como manta
En las noches de más frío.
Y cuando mojes tus labios
Busca consuelo en los míos.
A veces estás tan triste
Que no quieres dibujar.
Tan sólo le pides al cielo
Poder dejar de pensar.
Y si eso no es posible,
Al menos que sea olvidar.
Hay tantas cosas
Que nunca, a nadie, contaste,
Que fue a ti misma
A quién primero fallaste.
Y ahora no te lo perdonas,
No haces más que castigarte.
Se me parte el alma
Al verte tan perdida…
Quiero ser el cirujano que cure
De tu corazón esa herida.
Pues mantengo lo que dije:
Te dedicaría mi vida.
Quiero encontrar esa pieza
Que te completaría.
Quiero que no llores,
Que no te sientas vacía,
Que se está haciendo de noche
Y la vida son dos días.


S.C.D.





A disfrutar del momento, que se está haciendo de noche y la vida son dos días.

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