La mediocridad
¿Conoces a un autor francés llamado Bastien Vivès? A mí me parece un genio. Y los títulos de sus obras me parecen aún más geniales: Videojuegos, La Familia, El Amor, La Guerra, La Blogosfera. La Carnicería.
La Mediocridad podría ser el título de su próximo libro. ¿Sabes lo mejor de todo? Es uno de mis autores favoritos y no tengo un solo título suyo en mi casa. Pero está en las bibliotecas, al alcance de todos. Es de esos autores que una vez entran en tu vida son imposibles de sacar. Me pasó lo mismo con Bukowski. Y eso no es algo que yo pueda decir de muchos autores.
La Mediocridad es eso que vivimos cada día. Nos levantamos, vivimos, lo pasamos mal, nos consolamos pensando que podría haber sido peor, nos acostamos. Y, al final, morimos. ¿Es ése el futuro que queremos? Aunque no lo queramos, es el que tendremos, porque no hay nada más allá que la mediocridad.
Somos mediocres, en todo. Siempre hay alguien mejor y alguien peor, alguien que más y alguien que menos. Siempre habrá alguien más listo, más fuerte, más alto, más guapo, más sincero, más crédulo, más idiota, más soñador, más hijoputa, más tenaz, más inteligente, más ahorrador, más gorrón, más generoso, más lento, más concienciado o más delgado que tú. Y menos. Siempre habrá alguien que lea más rápido, que duerma más horas, que escriba mejor, que sea más eficiente, que pelee más por lo que quiere, que dibuje mejor, que piense más en todo, que beba más o que ligue más que tú. Y menos. O peor.
Vivimos en medio de gente que es mejor que nosotros, y que es peor que nosotros. Vivimos en la más absoluta mediocridad. Lo peor (o tal vez lo mejor) de todo es que no podemos escapar de ello. Ni los demás tampoco. Todos somos mediocres al levantarnos, ducharnos, mirarnos en el espejo y soñar con un futuro mejor. Tu ducha es mediocre. Tu reflejo en el espejo es mediocre. Tus sueños son mediocres.
Pero nuestra mediocridad es la única que tenemos. Por eso nos miramos al ombligo con ella y pensamos que nuestros problemas son los peores del mundo, que nuestra trabajo es el peor del mundo, que nuestros sueños son los más bonitos del mundo o que nuestra chica es la mejor del mundo. Porque es única, es la nuestra, la que nos ha tocado vivir. La adornamos y decoramos pensando que nadie nos comprenderá nunca. Pero estamos inmersos en un mar de mediocridad, donde cada vez que miramos al de al lado vemos reflejados en sus ojos nuestras propias miserias.
Así que vive tu mediocridad lo mejor que puedas. Al fin y al cabo es tuya, y solo tuya. Hazla única y especial. Pero no te la tomes demasiado en serio. Siempre serás peor en todo que alguien. Pero también serás mejor en todo que alguien. Y eso es un gran consuelo.
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