Jornada de reflexión

Se acercan las elecciones. Otras más. Mañana no habrá actos electorales, ni mítines. Mañana hay lo que llaman una jornada de reflexión. Aún recuerdo aquella no tan lejana jornada de reflexión que se realizó de manera multitudinaria en la Puerta del Sol. Y, pocos días después, la policía cargó, aporreó y desalojó a lo que a todas luces fue una de las manifestaciones más pacíficas (y más importantes) de nuestro país.


¿Qué es lo que hay que reflexionar? En realidad, muchas cosas. No basta con reflexionar sobre los últimos 4 años de legislatura, ni a qué partido vamos a votar. Hay que reflexionar sobre qué significa esto de la democracia, si de verdad sirve para algo, si no votamos simplemente por inercia, por costumbre, porque "el voto ha costado mucho conseguirlo". Reflexionemos sobre lo que nos hace demócratas.

Yo no te voy a pedir el voto para nadie. Ni siquiera te voy a pedir que votes. Dicen que somos iguales ante la ley, pero no somos iguales ante las elecciones. Eso siempre me ha parecido injusto y me lo seguirá pareciendo hasta que el sistema de voto cambie. En realidad, el único voto útil es votar a nadie. Así que si no votas, no pasa nada. Porque nadie se va a preocupar por ti, ni por tu vida, ni por tu voto.

Las palabras siempre se las lleva el viento. O las hemerotecas. Yo siento que algo está a punto de cambiar. Siento que la democracia está a punto de desangrase. Y no es por el sistema de voto, eso lo tengo bastante seguro, aunque sea injusto. El sistema se desangra por otras partes: injusticia, desigualdad, machismo, adoctrinamiento, manipulación mediática, pobreza, hambre... Esas son las cosas sobre las que yo reflexiono.

La democracia se desangra. Esa es la conclusión a la que he llegado. Y un cuerpo que se desangra deja de funcionar, hasta que finalmente muere.
Demorragia. Eso es lo que es.




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