Cosas del fútbol

El fútbol ya no es un deporte. Ahora es simplemente un negocio. Un espectáculo de masas y de generar polémica que, al fin y al cabo, es lo que genera dinero. Y las apuestas. Cada vez se mueve más dinero en las apuestas, y este dinero está a punto de comerse al fútbol.

Todo el espectáculo, la polémica y las apuestas están al servicio de una única cosa: sacarnos las perras del bolsillo.

Ya sea porque te crees eso de que un equipo es "tu equipo" y pagas verdaderos dinerales cada fin de semana para ver a once multimillonarios corriendo durante noventa minutos detrás de un balón. Ya sea porque hay partidos amañados, arreglados y vendidos antes de rodar el balón, con árbitros, jugadores, entrenadores y presidentes comprados de antemano por las casas de apuestas. Ya sea porque quieres comprarte la camiseta de colorines a ochenta veces lo que cuesta producirlas en fábricas tailandesas donde los derechos laborales brillan por su ausencia y donde se fabrican las mismas copias "pirata" que los clubes dicen perseguir. Ya sea porque te sientes henchido de orgullo cada cuatro veranos, cuando once multimillonarios se ponen la camiseta con los colores de la bandera de tu país y dicen que te representan mientras te lavan el cerebro con anuncios y anuncios y anuncios. Ya sea porque entras en trance al escuchar a unos energúmenos (narradores deportivos, los llaman) despotricar, pontificar o insultar sobre lo que ellos no saben y nunca sabrán hacer. 

O ya sea porque te sientes orgulloso de adorar un deporte que, en este país, se ha convertido en una cortina de humo de generar dinero, odio y miseria.