Dignidad
Dignidad
Si
acaso se le llama dignidad
A
mendigar por un trabajo
A
buscar alimento en la basura
A
apiñarse en pisos de 30 metros cuadrados
A
malvivir con una pensión mísera
A
sobrevivir con la entrada de dos sueldos
A
aguantar insultos y golpes de tu pareja
A
sentir indiferencia ante el mal ajeno
A
mantener el equilibrio sobre la cuerda floja
A
llorar cada día en silencio
A
vender continuamente a tu vecino
A
tener miedo a quedarte solo con tus pensamientos
A
callar todos tus gritos de angustia
A
pedir comida de vagón en vagón
A
sentarse a esperar que pase el tiempo
A
gritar y que nadie escuche tu voz
A
sentirte engañado continuamente
A
ponerse una mordaza ante el patrón
A
mentirse cada día al despertar
A
sonreír a pesar de todo el dolor
A
darlo todo por sentado
A
implorar un poco de comprensión
A
vivir por debajo de tus posibilidades
A
contar los minutos que quedan hasta la muerte
A
sentirse solo entre la multitud
A
cerrar los ojos y apretar los dientes
A
suplicar por un poco de cariño
A
hacer cola en un comedor social
A
regresar con miedo por las noches
A
inventarte motivos para perseguir la felicidad
A
sentirse menospreciado por tu entorno
A
desear no despertar cada vez que te acuestas
A
luchar por cada instante de tu vida
A
asentir y a agachar la cabeza
A
escuchar a los fascistas en las instituciones
A
silenciar todas las muertes en nuestras costas
Entonces
nos han comprado nuestra dignidad
Y
nos han vendido otra cosa.
S.C.D.
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