Paréntesis

Estamos en un paréntesis. Un inciso, un parón, una pausa. Una interrupción de nuestro modo de vida, sea el que hayamos elegido o el que nos hayan impuesto. Una ruptura de nuestra rutina que nos genera incertidumbre, miedos, espejismos, dudas, inseguridad.

Nadie podría haber imaginado la situación en la que estamos. El mundo prácticamente detenido. Las personas prácticamente aisladas. Las fronteras prácticamente cerradas. En un mundo globalizado no hay mayor enemigo que la soledad y el confinamiento. Ninguna guerra, ninguna crisis económica, podría habernos dejado en casa tanto tiempo. ¿Permitirá este paréntesis, este parón, cambiar la mentalidad de la gente?


¿Cambiarán nuestros modos de consumo, centrados en el autoconsumo y no en la socialización? Al no poder salir de bares o discotecas, el consumo ha de reducirse a lo que nos cabe en casa y a ambientes menos festivos. Menos alcohol y drogas, ya que no se puede salir a la calle a comprar cada vez que entra el mono. Cultura a distancia, ya sea visitando la web de un museo, conciertos por instagram o youtube, o leyendo libros electrónicos. Educación on-line, bien por medios telemáticos, bien por curiosidad propia.

¿Cambiará nuestra manera de pensar? El mundo prácticamente se ha detenido y, sin embargo, se sigue moviendo. Una gran parte de la población se ha quedado o se quedará sin trabajo y, sin embargo, el sistema sigue avanzando y los gobiernos prometen ayudas para (casi) todos. La prohibición de salir a la calle provoca que el ingenio se dispare para idear nuevos modos de entretenimiento, realizar ejercicio o socializar con los vecinos.


¿Cambiará nuestro modo de relacionarnos con los demás? La limitación de contacto físico con otras personas quizás nos conduzca a una mentalidad más oriental (para lo bueno y para lo malo). La realización de multiconferencias donde se superpongan las voces de todos quizás nos obligue a practicar el silencio y la escucha activa del otro, reduciendo las discusiones y los gritos. El confinamiento en soledad o con una o dos personas más puede crear problemas emocionales o, por el contrario, reforzar los lazos humanos a niveles extraordinarios.

Estamos en un paréntesis. Nadie sabe cuándo ni cómo saldremos de él. Si es que salimos. Pero, si salimos, no será de la misma manera en la que entramos.


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