Insatisfechos
El capitalismo es un sistema que se basa en el consumo continuo. En la satisfacción de las necesidades. Y, a medida que avanza, cada vez las necesidades están satisfechas, hasta que llegamos a un punto de equilibrio en el que no hay necesidad que no esté cubierta. Entonces, ¿cómo podemos hacer que el sistema no se detenga y siga funcionando? Pues, básicamente, creando nuevas necesidades donde antes no había nada. Haciéndonos sentir insatisfechos, vacíos, incompletos.
En esta categoría de "necesidades" entran lo que yo suelo llamar de manera coloquial los "problemas del primer mundo". Ropa mejor, comida más sana y ecológica, tecnología más puntera, tener mejor imagen, sentirse a gusto con uno mismo, buscar la realización personal en el trabajo, crear proyectos personales, hacerse abanderado de un movimiento, hacer más ejercicio, lograr una mentalidad positiva... las posibilidades son infinitas.
(Por cierto, buscando imágenes para esta entrada he descubierto estas tiras cómicas de Laura Pacheco que vienen que ni pintadas; de esta autora yo solo había leído su "Divas de Diván".)
Es una idea que siempre he defendido y defenderé: el ser humano tiene a sentirse insatisfecho y a una necesidad natural de diferenciarse del resto de sus congéneres. Y es una vía que el capitalismo ha sabido explotar sabiamente. A casi nadie le gusta sentirse un igual a los demás, porque siempre quiere más, quiere ser mejor, quiere diferenciarse del resto. Ya sea por el color del pelo, la ropa que viste, el móvil que utiliza, la comida que prepara, las clases del gimnasio a las que va, los libros que lee, las series que ve, los niños del África que apadrina, el coche que conduce o la meditación guiada a la que acude semanalmente, queremos distinguirnos de los demás.
Cuando el capitalismo tiene necesidad de vender pero nadie de comprar siempre puede apelar a este instinto, esta necesidad tan básica, para que compremos, consumamos, sigamos haciendo girar la rueda sin descanso. Y nosotros, pobres insatisfechos, caemos sin remedio en la trampa.
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