No tenemos memoria
Cientos de miles de personas se agolpan en nuestras fronteras. Vienen por tierra, mar y aire. Vienen a pie, en tren, ocultos en los bajos de camiones, en el hueco del tren de aterrizaje de los aviones, en lancha, en patera, en barco. Personas a la deriva, huyendo de la miseria, la guerra, el hambre, la muerte.
No tenemos vergüenza. Ni solidaridad. Pero tampoco tenemos memoria. Hace menos de 100 años que millones de personas de toda Europa se agolpaban en las fronteras de otros países huyendo de la miseria, la guerra, el hambre, la muerte. Y ya no nos acordamos. Preferimos darle la espalda a nuestros hermanos a la deriva, luchando por alcanzar una orilla que nos empeñamos en llenar de vallas, concertinas, puertas, cerrojos.
¿Cuál es la solución al problema migratorio actual? Lo primero, buscando la raíz del problema. Igual que la economía es global, este problema es global. Igual que la crisis económica fue global, la solución debe ser global. Nuestros móviles funcionan con coltán extraído del Congo, un país que lleva 20 años de guerra civil. Nuestros automóviles funcionan con petróleo extraído de países que se niegan a respetar los derechos humanos (Arabia Saudí, Catar, Rusia, Venezuela...). Siria ocupa un lugar geoestratégico a nivel de distribución de petróleo y gas.
Cuando el coltán, el petróleo o el gas importan más que las vidas humanas, cuando importan más nuestra riqueza, economía y comodidad que las personas que lo hacen posible... la sociedad se pudre, se corrompe, y pierde su vergüenza, su solidaridad y también su memoria. ¿Queremos soluciones al problema migratorio? Pongamos soluciones a nivel global que solucionen unos problemas que simplemente nacen de la comodidad que nos produce tener un ordenador en el bolsillo.
No tenemos memoria. No hace ni diez años que nuestros jóvenes, la generación más preparada, emigró Europa adentro en busca de un futuro mejor, huyendo de una España precaria. Que no es sino lo que buscan los millones de personas que huyen ya no de la precariedad, sino de la guerra y la muerte.
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