Hoy es un día histórico
Hoy es un día histórico. Para lo bueno y para lo malo. Hoy se declara la independencia de una región por una parte, enrocada en su derecho de autodeterminación, y se aprueban medidas casi totalitarias para evitarlo por la otra parte, amparadas por un artículo de una constitución que tiene bien poco de constitucional.
Hoy es un día histórico. Un día en el que unos han de asumir las consecuencias de sus actos y en el que otros han de asumir las consecuencias de su inacción, para lo bueno y para lo malo. Porque toda acción tiene una reacción, ya sea la primera activa o pasiva.
Porque todos los argumentos son válidos y lícitos siempre que se juegue al mismo juego y con las mismas reglas. Pero en los juegos siempre hay vencedores y vencidos, y en la política lo de ser el vencido siempre queda muy mal.
Porque esto, no nos equivoquemos, es un problema político, con raíces, tronco y ramificaciones políticas, donde bien poco tiene que ver el bien común de la sociedad, la educación, la sanidad o la inversión en I+D+i.
Los políticos plantean, generan y casi nunca resuelven sus problemas políticos, porque el hacerlo conlleva un rédito y una responsabilidad que desgasta esa posición de poder tan frágil y tan inestable. Aceptar una derrota implica la pérdida total de la figura política, del orador, del mártir. Del poder.
Acción, reacción. Consecuencias, responsabilidades. Y no hay nada más. Hoy es un día histórico, para lo bueno... y para lo malo.
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