No somos mejores que ellos
Desde el viernes, he tenido que escuchar y aguantar verdaderas barbaridades. Hay un hecho trágico, absolutamente condenable, deleznable, repudiable. Han muerto más de 120 personas desde los atentados del viernes 13 de noviembre. Gente matando a gente, simplemente por el hecho de ser distintos y de pensar diferente.
Sin embargo, a veces pienso que no podemos pensar que somos mejores que ellos. Basta escuchar a tus familiares, a tus amigos, a tus compañeros de trabajo... dicen verdaderas salvajadas que nos dejan al mismo nivel que algunos terroristas: "hay que exterminarlos a todos", "hay que matar a todos los putos moros", "hay que echar a todos los árabes de Europa"... más o menos lo que esos terroristas pretenden hacer con nosotros, ¿no?
Escuchaba ayer en Salvados que en la religión cristiana se profesa más eso del poner la otra mejilla, pero que entre los pueblos de Oriente Medio se lleva más el ojo por ojo. "Ojo por ojo, y todos nos quedaremos ciegos", decía sabiamente un compañero hoy a la hora de la comida. ¿Acaso nos creemos mejores que ellos? ¿Bombardear Siria es la solución a este problema o la respuesta adecuada a un atentado? Aunque supongo que eso sí lo entenderán: bombas a cambio de bombas.
Hay gente que defiende el ataque preventivo, el "ellos antes que nosotros". ¿Acaso no pensarán ellos lo mismo, cuando les arrojamos bombas sobre sus tejados mientras nosotros vemos cómo mueren sentados en mullidos sofás en el salón de nuestra casa? Yo no puedo respetar a la gente que defiende la pena de muerte. No puedo respetar a la gente que defiende el exterminio, la matanza o el genocidio. ¿Acaso somos dignos que tomar una vida humana? Muchas veces pienso que antes preferiría morir a tomar una vida por mi cuenta.
Y nosotros, la civilización occidental, o cristiana, o como pretendamos llamarla, no podemos considerarnos mejores. Durante cientos de años torturamos, quemamos y asesinamos a nuestros propios vecinos en nombre de un dios al que simplemente llamamos Dios. Destruimos Oriente Medio, colonizamos medio mundo y arrasamos con su riqueza, todo en nombre de (un) Dios. Después, un pequeño loco con delirios de grandeza exterminó a casi toda una religión, añadiendo gays, judíos, negros y demás, en nombre de "una raza superior". Y hace no mucho, en EEUU, se crucificaba y se torturaba a los negros solo por el hecho de ser negros.
Mirémonos nuestros propios ombligos y pensemos antes de acusar y tomar decisiones sangrientas. Ellos no tienen derecho alguno a matarnos, pero nos matan. Y es lícito tener miedo. Lo que no es lícito es que el miedo sea el que guíe nuestras decisiones, porque nosotros tampoco tenemos derecho a matarlos a ellos. ¿De dónde surge el miedo? Del desconocimiento. ¿Y a dónde conduce el miedo? Parafraseando al maestro Yoda, "El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento". Si nos abstenemos del Lado Oscuro, no anda muy desencaminado.
¿Cuál es la mejor manera de combatir a los terroristas islámicos radicales? En mi opinión, con la educación. Y alguno dirá aquí y ahora, "no podemos educarlos porque ellos prohíben la educación en su país, todo está bajo el velo de una religión que está pasando ahora mismo su propia Edad Media, igual que la pasamos nosotros hace casi ya 1000 años". Y tendrá razón, yo también lo pienso. Pero siempre podemos educar a nuestros hijos, a nuestra sociedad, a nosotros mismo, para no tener miedo a lo desconocido y a lo diferente. Para comprender el origen de la guerra de Siria y por qué hay tanto interés en que no se sepa qué es lo que pasa ni cómo se originó. Para no sentirnos superiores ni creernos con el derecho de juzgar a los demás.
Todo pasa por la educación. Y no por las armas. La violencia siempre es el recurso de los débiles.
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