Más barato. Más rápido. Más nuevo.
Creo que nuestra generación está bastante concienciada en que debemos cuidar el Medio Ambiente. Si seguimos a este ritmo de explotación de los recursos naturales, de producir contaminación atmosférica o de consumir materias primas, el mundo en el que vivimos tiene fecha de caducidad temprana.
Tristemente, el dinero manda mucho en el mundo. Más que la vida, la
dignidad o el futuro. Con la explotación de los recursos del planeta se
hace mucho dinero y se justifica todo. Y la sociedad del consumo
justifica todos sus abusos. Más barato. Más rápido. Más nuevo. Podría
ser perfectamente el lema de la sociedad en la que vivimos: solo
queremos estímulos rápidos, baratos y novedosos. Y las relaciones
humanas van por el mismo camino: más baratas, más rápidas, más originales. La paciencia no está permitida en la cultura occidental.
Últimamente he tenido conversaciones con gente concienciada con que hay que hacer algo, cada uno con sus propias ideas: consumir solo productos biológicos, no comprar ropa nueva sino intercambiar ropa de segunda mano, viajar en bici en vez de en coche o transporte público, tener tu propio huerto, tejer tu propia ropa, utilizar las escaleras en vez de los ascensores, intentar no consumir plásticos...
Todos son pequeños gestos ante un gran mundo que, admitámoslo, está bien jodido. Las multinacionales inundan el mercado con productos derivados del petróleo. Las industrias de la alimentación exprimen la producción de comestibles hasta límites que superan, por mucho, la dignidad y la moral. Los Mass Media tratan de lavarnos el cerebro para que seamos esclavos de la sociedad de consumo.
Pero no nos engañemos. Por mucho que nos justifiquemos, seguiremos siendo esclavos del sistema. Tenemos teléfono móvil, que lleva coltán. Seguimos consumiendo cantidades ingentes de plásticos. Utilizamos electricidad producida por energías sucias. Tenemos cuentas en bancos que utilizan su poder y tu dinero para seguir destruyendo el Medio Ambiente.
Son pequeños gestos, pero son necesarios. Es necesario ir concienciando cada vez más a la población de que el planeta en el que vivimos es finito y todo lo bueno que nos da puede acabarse un día próximo. Pero también es necesario hacer boicot a esta sociedad que nos impone sus métodos baratos, rápidos e innovadores a costa de nuestro futuro.
Es un sacrificio enorme renunciar a teléfonos móviles, electricidad, agua potable, coche y televisión. Pero tal vez deberíamos irnos todos a vivir una temporada con alguna tribu africana o amazónica para apreciar todo aquello que nos perdemos, precisamente, por vivir de forma barata, rápida y moderna.
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