Al servicio de la empresa
Escuchaba hoy unas declaraciones del señor José Luis Feito, en las que comentaba que el IEE (Instituto de Estudios Económicos) y, por ende, la CEOE, apuesta por retrasar la edad de jubilación a los 70 años y establecer un periodo mínimo de cotización de 40 años para tener acceso a cobrar el 100% de la pensión de jubilación, entre otras medidas.
Esto me lleva a preguntarme qué clase de estudios se hacen en el IEE. Esto me lleva a preguntarme quién trabaja en el IEE y para quién. Esto me lleva a preguntarme si la gente del IEE y de la CEOE son tan realistas como ellos dicen que son las medidas que proponen que el Estado aplique de inmediato.
Retrasar la edad de jubilación a los 70 años es realista siempre y cuando sigamos viviendo hasta los 85 años y trabajando hasta los 70 años. Es realista si, y solo si, se dan las dos condiciones. En cualquier otro caso, no es una medida realista.
Cotizar un mínimo de 40 años para poder cobrar el 100% de la pensión es realista siempre y cuando trabajemos 40 años, ya seamos autónomos o por cuenta ajena, ya trabajemos en este u otro país o que todos los años coticen igual y no que los últimos 10 años trabajados ponderen más. Es realista si, y solo si, se dan todas esas condiciones. No tiene sentido que pierdas todos tus años de cotización si decides hacerte autónomo a los 60 años. No tiene sentido que pierdas gran parte de tu pensión si te despiden a los 55 años y nadie te vuelve a contratar.
No quiero insultar al IEE o a la CEOE, solo quiero recalcar lo absurdo de las medidas que hoy mismo proponen.
Es absurdo exigir 40 años de cotización cuando el periodo temporal de cotización se está reduciendo 20 años. Ahora los jóvenes estudian carreras y obtienen un título alrededor de los 23 años. Pero resulta que la edad media de la primera cotización se está retrasando a los 28 años. ¿Por qué? Porque resulta que ningún empresario quiere contratar a jóvenes sin experiencia. Porque prefieren no pagarles y tenerles como becarios esclavizados sin sueldo y sin derechos con la excusa de que aprenderán mucho. Por tanto, hay millones de jóvenes "trabajando" en este país (y no sólo en éste) sin cotizar. Por otra parte, las empresas se dedican a despedir a sus empleados de mayor edad porque son los que cobran mayores nóminas. Los despiden, desaprovechando su capacidad de liderazgo y su experiencia, entre los 50 y los 55 años. Y, a cambio, contratan a becarios sin experiencia a los que no les pagan nada. Las demás empresas hacen lo mismo, y además se niegan a contratar a estos "parados mayores" porque exigen cobrar una buena nómina, no ya solo pensando en lo que antes cobraban, sino también mirando de reojo a lo que les va a quedar de pensión.
Resulta que todo es un bucle en sí mismo. Se despide a los mayores pero no se da una oportunidad a los jóvenes. Ni los menores de 30 años ni los mayores de 55 tienen posibilidad de cotizar. Haciendo la resta, me salen únicamente 25 años de cotización. Señores de la CEOE, sus cuentas no cuadran. ¿De qué sirve retrasar la edad de jubilación a los 70 años si a los 55 ya estás de patitas en la calle y sin ninguna posibilidad de acceso a volver a cotizar? Señores de la CEOE, sus números y su lógica no tienen ningún sentido.
Lo cual nos lleva a la absurda y cruda realidad: los señores de la CEOE no quieren que la gente cotice ni valoran el trabajo o la experiencia. Si de verdad quisieran crear empleo, no abogarían por todas estas medidas que hemos oído en los últimos meses, porque van en contra de todo lo que ellos dicen defender: el trabajo, la productividad, el desarrollo.
El trabajo. Si se valorara la experiencia, no se despediría a los asalariados mayores, sino que se los reasignaría para que su conocimiento y su liderazgo se traspasara a los empleados más jóvenes que, dentro de unos años, deberán sustituirle. Si se valorara el trabajo, todos los puestos estarían bien remunerados, incluido el de becario, porque el trabajo cuesta sudor y tiempo, y el sudor y el tiempo hay que pagarlo siempre. Aunque seas becario de ingeniería, en un periódico o trayendo cafés. El trabajo es trabajo y siempre hay que pagarlo. Siempre. Pero no, hay que bajar los salarios y aumentar las horas de trabajo. O hay que contratar a más personas en "B", o sin cobrar, para no tener que pagar impuestos al Estado mientras me llevo los beneficios de todo el trabajo que generan. Más por menos, es la fórmula mágica de la CEOE. Aunque todos sabemos que no se puede sacar de donde no hay, y que la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. No se puede sacar trabajo de donde no hay un trabajador. La explotación se transforma en beneficios puros.
La productividad. ¿Cómo cojones se mide eso? Me gustaría que el IEE me lo explicara, por favor. ¿Cómo mides la productividad de una personas? Dependerá de su trabajo, ¿no? ¿Cuál es la productividad de un camarero? ¿Se mide en cafés servidos y mesas limpiadas por hora? ¿Y la de un comercial? ¿Se mide en llamadas y productos vendidos por hora? ¿Y la de un ingeniero? ¿Se mide en cálculos y documentación generada por hora? ¿Y la de un político? ¿Se mide en promesas cumplidas por mandato? ¿Y la de un empresario? ¿Eh? Que alguien me explique cómo se calcula la productividad de un empresario, por favor. ¿En correos electrónicos, facturas generadas y personas despedidas por hora? Señores de la CEOE, la productividad es un concepto que solo se puede atribuir a las máquinas. Y los seres humanos, tristemente para los señores de la CEOE, no somos máquinas. Somos personas que necesitan dormir, descansar, comer, follar, jugar, consumir y olvidarse de vez en cuando de términos absurdos y obsoletos como "productividad". Igual que una máquina tiene una capacidad máxima de producción, que nunca se puede aumentar porque la máquina se rompe, los seres humanos también. Pero claro, resulta que los seres humanos son más baratos y más fáciles de reemplazar que las máquinas. Ya vemos por dónde van los tiros. No somos máquinas, pero algunos quieren que nos comportemos como máquinas. Tristemente, las máquinas necesitan cosas como revisiones y mantenimiento, y los seres humanos también. La productividad máxima de una persona no se puede aumentar (sea mayor o menor, según con quién o qué comparemos), igual que no se puede aumentar la de una máquina. Todo tiene consecuencias. La máquina se rompe. El empleado se rompe.
El desarrollo. ¿En qué consiste? En mi opinión, el desarrollo no es sinónimo de crecimiento, sino de evolución. Los empresarios piensan que desarrollo es hacer que sus empresas crezcan en tamaño y en beneficios. Pues sí y no. No sirve de nada crecer si te transformas en un gigante con pies de barro. Solo sirve crecer si primero creas una buena cimentación resistente a los terremotos. Ya sea invirtiendo, innovando o inventando. El desarrollo no es algo inherente a las empresas. También lo es a las estructuras sociales como las familias, los grupos escolares, las compañías de teatro o los grupos políticos. Sin desarrollo no hay avance de ningún tipo. Aunque claro, las condiciones laborales de los siglos XVIII y XIX son tan atractivas para los señores de la CEOE que, más que avanzar, lo que desean es retroceder. Y cuanto más rápido, mejor. Y también lo que desean es enriquecerse a espuertas, antes de que su gigante de pies de barro tropiece y la empresa quiebre, enviando al paro a decenas, cientos o miles de personas, según el caso. La responsabilidad y la productividad del empresario... ¿dónde carajos queda en este caso? Ah, claro, en el desarrollo del Sistema Judicial.
Es el pez que se muerde la cola. Piden trabajo, esfuerzo, sacrificio, productividad. Sin embargo, todas las medidas que proponen van en contra de ello. Sin esfuerzo no hay recompensa pero, ¿de qué sirve el esfuerzo si sabes que nunca va a haber recompensa? Son los empresarios los que despiden a gente que nunca volverá a cotizar y ponen en su puesto a gente a la que impiden cotizar. Son los empresarios los que contratan en negro a millones de personas. Son los empresarios los que ganan dinero con la explotación de los trabajadores, y nunca al revés. Sus medidas están dirigidas a restringir los puestos laborales, a limitar su número, de manera que se pueda explotar al trabajador como a una máquina y sustituirlo por otro al primer síntoma de fallo. De esta manera, siempre habrá máquinas disponibles y baratas para abastecer los pocos puestos de trabajo existente. La CEOE no quiere crear empleo, sino todo lo contrario. Señores del IEE, sus números mienten.
Y no hablemos ya si eres autónomo... Hay leyes absurdas que reducen o eliminan por completo tus años de cotización si decides hacerte autónomo después de tu despido a los 50 años. Es decir, ya es imposible que cotices esos 40 años que pretenden exigir. La CEOE no quiere competencia, por lo que dificultan a autónomos y entorpecen las leyes para que puedas abrir un pequeño negocio. Los peces grandes quieren todo el mar para ellos.
Pero no importa, porque el Estado está al servicio de la empresa. Todos los sistemas del Estado están al servicio de la empresa. Tu pasado, tu presente y tu futuro están al servicio de la empresa. Tu banco está al servicio de la empresa. Tu trabajo y tu resignación están al servicio de la empresa. Toda tu vida, tus hijos, tu familia, tus amigos, tus aficiones, tus placeres, tus sueños, tus ilusiones... están al servicio de la empresa.
Aquí estamos, para servir y proteger. A la empresa.
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